Esta semana los chicos y chicas de primario fueron al muro de escala.
La escalada deportiva o la escalada como práctica corporal no convencional es una actividad que aporta importantes beneficios durante el crecimiento del niño.
Por un lado hay un gran aporte en los aspectos físicos o corporales, potenciando el desarrollo del sistema nervioso en estos primeros años de vida, y por ende, en la motricidad del niño o niña. A nivel físico la escalada es una gran aliada de la psicomotricidad, favorece en gran medida la capacidad coordinativas del cuerpo y el desarrollo de las habilidades motoras finas y gruesas. A su vez, las capacidades físicas como la fuerza y la flexibilidad, mejoras a nivel fisiológico y metabólico entre otras.
Por otro lado, la escalada tiene relevancia también en el plano psicológico y social, aspectos de suma importancia en este periodo donde el niño comienza a forjar su personalidad. Favorece cualidades y valores como la confianza, el autoestima, la toma de decisiones, el volver a intentarlo y el manejo de las frustraciones. Así se genera un sentimiento de autosuperación.
La escalada, si bien puede practicarse en un ambiente indoor, controlado y con ciertas normas de seguridad, también tiene una gran relación con la naturaleza. Muchas personas practican y entrenan escalada para después rendir mejor en la escalada en roca. Si bien son disciplinas diferentes, también son complementarias y esto acerca a la persona al contacto y cuidado del medio natural.
Creo que en un país como Argentina, con una cultura del movimiento orientada desde la casa y la escuela a los deportes de conjunto con pelota, (sin desmerecer sus beneficios), la escalada tiene para ofrecer esos condimentos que se les escapan a estas prácticas, forjando en los niños una motricidad mucho más completa y una relación con el cuerpo más sana e inclusiva.
Por Franco Vilardo